Lo que empezaría como una salida de fin de semana a la concentración de ORDESA que se celebra en el precioso pirineo aragonés, acabó convirtiéndose en uno de los viajes en el tiempo más significante que haya realizado en los últimos tiempos y así pasamos del paisaje de alta montaña de Oto, al abrupto y escarpado paisaje de la Normandía del año 1944, pasando por Bordeaux y la Bretagne.
Este año el buen tiempo influyó y mucho en la afluencia de asistentes.
Una vez finalizado el encuentro y despedirnos de la gente, empezamos nuestro viaje dirigiéndonos hacia Burdeos a través de las Landes.
Antes de llegar aprovechamos para ver la magnífica duna de Pilat, que es la mayor de Europa.
Una vez en Burdeos tocaba pasear por esta esplendorosa y animada ciudad, cuna de los mejores caldos del mundo.
Como no podía ser de otra manera pasar por Nantes sin detenerse a pasear por su casco antiguo sería impensable, puesto que aquí encontramos el castillo desde el que se gobernó Francia en la edad media.
Al igual que visitar la Catedral, que en la actualidad se encuentra cerrada puesto que hace tres días fue pasto de las llamas quedando gravemente dañado el tejado y el interior.
Seguimos ahora por la capital de la Bretaña, aunque lo más destacable es la arquitectura del casco antiguo, la ciudad en sí no es de lo más bonito que hayamos visitado.
Así pues seguimos ruta hasta Dinan, hermoso pueblo con un puerto fluvial encantador y un casco antiguo precioso para pasear.
Aprovechamos la visita para comer en un típico restaurante donde degustamos las tradicionales galettes por supuesto acompañada de sidra normanda.
y después de comer, rumbo a Saint Malo ciudad muy relevante históricamente hablando, puesto que desde aquí Cartier inició la campaña de exploración de Canadá.
Y ya que estamos aquí, pues aprovechamos para hacer como los locales, disfrutamos del llenado de la piscina de la ciudad, aunque de modo natural.
Los acantilados son parte del espectáculo que brinda Normandía y como ya es tarde habrá que ir a cenar, así que nos vamos a un pueblito vecino donde se cultivan ostras, a ver si cenamos un poco.
Y aquí podemos ver que la cena no estaba nada mal.
Y llegó por fin uno de los días más esperados, la visita a uno de los monumentos más míticos del mundo, el Mont Saint Michel.
Debido a que en la actualidad está prohibido el acceso, tuvimos que ingeniárnoslas para poder fotografiarnos allí.
Aprovechando la proximidad del hotel, decidimos visitar uno de los bastiones más importantes de los normandos y que en nuestros tiempos se haría archiconocido por la vertiginosa lucha de espadas que mantuvieron en su torre en la película "vikingos".
Desde su torre las vistas panorámicas son inmejorables.
Y llegó por fin el día D o el J según los franceses, así que empezamos por el punto inicial según lo acaecido.
Así que adelante con el desembarco en la playa de UTAHHHHH, me costó un pastón desalojar la playa sólo para mí, al fondo podemos apreciar el museo.
Aquí todas las calles reciben el nombre de un combatiente.
Memorial a las barcazas, los del fondo son franceses que se toman muuuuy en serio las celebraciones.
Y los americanos desplazan hasta aquí innumerable cantidad de militares para acudir a las distintas ceremonias que se celebran...entre tanto militar actual y del 40 hay momentos en que no sabes muy bien con quien estas hablando y en una ocasión tuve que preguntarles porque no sabia si eran de la recreación o actuales...jajaja.
El despliegue de medios era increíble y el nivel de detalle y restauración de los vehículos era inimaginable.
Incluso el señor de la tienda de souvenirs aprovechaba para recrear la historia, aunque en este caso la anécdota del paracaidista se produjo en el pueblo de al lado y en la iglesia.
Realmente parece un viaje al pasado, las recreaciones son excelentes.
Hasta el detalle más insignificante se hace presente.
si, si, el pobre ha fallecido, menos mal que era un maniquí.
No nos olvidemos ningún detalle, habrá que transportar los tanques?
No podían faltar los marines.
Y llegamos a la famosa pointe d´Hoc, conocida por las hazañas protagonizadas por los Rangers y donde perdieron la vida muchos de ellos por destruir unas baterías que las fuerzas alemanas ya habían retirado tierra adentro, resultado de un fallo de la inteligencia aliada de los más estrepitosos.
Impresionantes las zonas de impacto de los bombardeos aéreos.
Después de pasear por los acantilados ahora toca visitar el cementerio alemán, olvidado por muchos puesto que aquí yacen los perdedores, aunque no por ello menos interesante.
De líneas suaves y sobrias, resulta chocante el color oscuro de sus cruces que contrasta con el blanco del cementerio americano.
Y la gran estrella, o al menos así lo indican las colas de visitantes, el cementerio americano.
No resulta nada difícil hallar a los veteranos que nos cuentan mil y una historias de aquel día y de la posterior liberación, podemos ver jóvenes y mayores agolpados alrededor de ellos para escuchar atentamente, cautivados por el respeto a esos héroes que cambiaron el rumbo de la historia.
Las dimensiones son considerables y no te dejan indiferente.
Especial, muy especial ver sobrevolar los C 130 de la USAF por encima de los puntos simbólicos del día D.
Y del cementerio al desembarco en OMAHA beach...y en ello estamos.
No puedes para de disparar instantáneas, en cualquier momento y en cualquier lugar.
En esta instantánea incluso podemos apreciar la compuerta abierta para el salto de tropas y equipos.
Y ya en longues s/ mer, podemos contemplar las baterías que aterrorizaban a los aliados y que tantos problemas les ocasionaron.
Creo que sobran las palabras para detallar el infierno que se vivió en ambos lados...ufff cuantas historias entre tantos amasijos de hierro.
Y ya estamos en Arromanches donde se puede apreciar todavía una de las más grandes obras de ingeniería, el puerto artificial construido para suministrar tropas, víveres y toda la intendencia necesaria para poder avanzar la ardua tarea de la liberación.
Otro de los puntos claves, el primer puente liberado, el puente Pegasus, aunque este es una reproducción, el original está en un memorial a pocos metros.
Otro de los puntos de obligada visita, el café Gondrée, al igual que el puente la historia impregna todo lo que rodea al mítico primer café liberado.
Y finalmente llegamos al último de los memoriales, aunque quizás más interesante, bueno solo por que aquí se puede visitar uno de los aviones que utilizaron para lanzar a la 101 y la 82, el C 47 DAKOTA, el estado del cual es deplorable técnicamente hablando, aunque para realizar una visita da el pego y te transmite las sensaciones que allí se vivieron.
La vista del puesto del navegante nos muestra una restauración interior en mejores condiciones que la exterior.
El puesto de radio, estaba bastante bien reacondicionado.
Al igual que los puestos auxiliares el cockpit se encontraba al completo, incluido el piloto automático.
Ya en el exterior, el campamento seguía sus arduas tareas militares.
Al otro lado el campamento alemán.
No sabemos porque pero los alemanes se encontraban en inferioridad numérica.
Uno de los momentos más emotivos del viaje, la condecoración como CABALLEROS de los veteranos.
A pesar de la lluvia ninguno de los presentes se movió un ápice, aunque se encontraban a cielo abierto.
Y ya que estábamos por la zona nos fuimos a ver la Hospederia Guillermo el Conquistador por donde han pasado Enrique IV, Alfonso XIV, Madame de Sevigne, Alejandro Dumas, Jerome Napoleón, y varios reyes del siglo XIX.